
Se tiende a considerar que la competencia oral, tanto en sus usos formales como en los informales, se adquiere y se desarrolla de forma natural sin que sea necesario enseñarla de forma sistemática, a diferencia de la lengua escrita que requiere un trabajo propiamente escolar.
(Cros Alavedra y Vilà Santasusanna, 1996:174)
En el XX Congreso Internacional de Didáctica de la Lengua y la Literatura, celebrado en Bilbao del 26 al 28 de noviembre de 2019, una de las conferencias plenarias corrió a cargo de Montserrat Vilà y Santasusana.
El tema en torno al cual giró la comunicación fueron «Las estrategias comunicativas de los docentes bien valorados». Es un tema de discusión no pocas veces tratado y sobre el que puede encontrarse profusa literatura, como por ejemplo el libro que ilustra esta propia entrada. No obstante, todas las reflexiones que allí compartimos deberían ser escuchadas al menos una vez en la vida por todos los docentes, o incluso por cualquier universitario.
La Dra. Vilà, a partir de las valoraciones recogidas a partir de los testimonios del alumnado, resume las capacidades positivas del profesorado en las siguientes:
- Habilidad discursiva: partiendo del conocimiento de los géneros orales profesionales. Todo ello, para hacerse entender y facilitar, de este modo, la construcción del conocimiento. Deben ser capaces de generar interés, a la vez que actúan como referentes de oralidad formal y riqueza expresiva, uniendo claridad, concisión y adecuación al contexto.
- Relación social: moviéndose en el difícil terreno de la equidistancia entre la simetría y la asimetría de roles o la proximidad y la distancia en las relaciones sociales. Debe incluir siempre la preservación de la imagen tanto del profesorado como del alumnado.
- Gestión de la interacción oral: teniendo en cuenta el carácter de espacio social del aula.
Surge la necesidad de llevarnos las habilidades discursivas al plano consciente, para no confiar en exceso en las habilidades no reflexionadas. Al hablar de competencia en comunicación oral, deberemos tener en cuenta la estructura y el orden. A ello debe contribuir la regulación y la progresión temática, estableciendo una jerarquía del contenido. Debemos acompañar este contenido de una serie de estrategias retóricas y un control prosódico que module nuestro discurso.
En cuanto a la relación social, tratando de mantener el equilibrio que comentábamos antes, es preciso conservar el respeto, sin renunciar por ello a la complicidad entre profesorado y alumnado. La calidad de estas relaciones dotará de autenticidad al discurso docente, lo que facilita el interés por parte de los estudiantes.
En último lugar, la gestión regulada de la interacción oral en el aula debe contribuir al control y la organización de le reflexión. Por tanto, no se trata solo de permitir hablar, sino de establecer una regulación de la participación que conduzca a la implicación. A ello, podemos contribuir también a partir de la previsión de la actuación del alumnado sin renunciar a la flexibilidad de las tareas. Al crear un marco de comunicación confidente podremos fomentar una gestión adecuada del error.
Bibliografía
- Cros Alavedra, A., & Vilà i Santasusanna, M. (1996) La lengua oral en la enseñanza secundaria: propuestas didácticas. En Cassany Comas et al. (1996) Aspectos Didácticos de Lengua y Literatura, 8. Zaragoza: Universidad de Zaragoza
- Castellà Lidon, J., Comelles García, S. Cros Alavedra, A. & Vilà i Santasusanna, M. (2007). Las estrategias comunicativas de los docentes bien valorados. España: Graó.ISO 690